Una de mis creencias es que, en España, la cultura del mantenimiento y conservación (M&C) de cualquier equipo o construcción no está arraigada y, por consiguiente, se elude incurrir en estos costes por considerar que cualquier gasto incurrido en M&C es una pérdida económica.
Así, numerosas personas no realizan, en sus vehículos o casas, las labores de mantenimiento y conservación recomendables o las más elementales, lo que se traduce en averías imprevistas (cuyos costes económicos suelen ser muy superiores a los costes en los que se hubiera, incurrido de seguir las instrucciones del fabricante o de la buena práctica) en momentos inoportunos y que, con frecuencia, llevan asociados otros tipos de costes personales, medioambientales, etc.
Es una buena práctica que a la hora de contabilizar cuáles han sido sus costes, cuando se produce una avería, se incluyan, además de los relacionados directamente con la reparación, los costes incurridos por los siguientes conceptos:
Desgraciadamente, hay muy pocas empresas y organismos que incluyen, en sus contabilidades, estos costes.
Lo difícil es saber cuáles son los costes razonables de M&C en los que uno debe de incurrir para garantizar que se realiza un gestión económica sostenible sin incurrir en despilfarros por gastos suntuosos o en importantes pérdidas por baja eficiencia y acortamiento de la vida útil.
En el caso de Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales (E.D.A.R.) las empresas especialistas (públicas y privadas) saben perfectamente cuales es la horquilla en la que se mueven esos costes para asegurar que la vida útil de los equipos supere los 20 años con la máxima eficacia y mantenibilidad posible.
Sin embargo, las presiones económicas hacen que, en numerosas ocasiones, los presupuestos para M&C que se dedican a estos menesteres no cubran los mínimos deseados. Las consecuencias no pueden ser más desastrosas para todo el mundo:
En mi opinión, es necesario evaluar el nivel de riesgos al que está expuesto una E.D.A.R. por fallos en los trabajos de M&C. Para ello, conviene definir cuáles son los niveles económicos razonables en los que se deben de mover los presupuestos dedicados a M&C.
Evidentemente, estos costes suelen variar en función del tamaño de la E.D.A.R. y de la tecnología asociada, no obstante, y como una primera aproximación, en función del tamaño de la planta, los presupuestos dedicados al M&C, para el año 2013, deberían de moverse entre estos valores:
Por debajo del valor mínimo la propiedad de las instalaciones debería de preocuparse sobre las consecuencias que se derivaran de esta situación y que, entre otras, son:
A corto plazo:
A medio plazo:
A largo plazo:
Por encima del valor máximo, se recomienda realizar un análisis sobre si los beneficios que se pueden esperar, por esta mayor dedicación de recursos económicos, se traduce en ventajas como:
En todos los casos, la gestión del M&C debe de disponer de herramientas de control adecuadas (deseables informáticas) para poder realizar una evaluación periódica, deseable cada año, sobre la sostenibilidad económica de la misma y se recomienda que esta evaluación sea realizada por personal o entidad ajena por razones obvias de credibilidad y eficacia.
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