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Un reloj que dure diez milenios

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Un símbolo del pensamiento a largo plazo es lo que Jeff Bezos, CEO de Amazon, asegura estar construyendo en el interior de una montaña, en la norteamericana cordillera Sierra Diablo, en el estado de Texas: The 10 000 year Clock.

“Los humanos estamos ahora lo suficientemente avanzados tecnológicamente como para poder crear no solo maravillas extraordinarias sino también problemas a escala de nuestra civilización. Es probable que necesitemos más pensamiento a largo plazo”, asegura uno de los excéntricos CEOs de moda en los últimos tiempos.

Con 200 pies de altura (60 metros aproximadamente, para quienes no manejamos las magnitudes sajonas), su gigantismo no es lo que define el carácter del proyecto, sino que el reloj nace con vocación de marcar el tiempo durante diez mil años (#10000YearClock), como uno de los proyectos de Long Now para fomentar el pensamiento a largo plazo.

Esta obra de ingeniería es una idea original de Danni Hillis (1989), y tras algún tiempo parado, con la estrecha colaboración de Bezos durante los últimos seis años, su construcción se está llevando a cabo. Justo a finales del año 1999 se construyó un prototipo de 8 pies, que encontramos hoy en el Museo de Ciencias de Londres.

El reloj está plagado de curiosidades, como por ejemplo, que está programado para tener durante diez mil años una melodía diferente en sus campanadas. Pero ¿cómo se construye con una visión a tan largo plazo?




En primer lugar, eligiendo muy bien su ubicación a favor de una óptima conservación (un ambiente oscuro en un desierto seco y de temperatura estable). También los materiales deben ser muy cuidados para requerir nulo mantenimiento y evitar averías, y en este caso, se han escogido el acero inoxidable, piedras y cerámica.

La energía que lo alimente será térmica, pues usará los cambios en la temperatura entre el día y la noche en la parte superior de la montaña para alimentar su aparato de cronometraje. Pero la otra clave para su durabilidad será un consumo mínimo de energía y, para ello, el reloj sonará una vez al año, sus manecillas girarán por completo una vez cada siglo y el cuco solo saldrá cuando se cumpla cada milenio. Aún así, aunque su funcionamiento sea continuo, sólo se actualizará cuando acuda un visitante, de modo que en su parte frontal se visualizará la fecha de la última visita recibida mientras no haya nadie.


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